Gasconet

En el año 1605 se produjeron unos robos de pedreñales en Camps, que fueron juzgados en la Corte de la Alcaldía Ducal de Cardona.

Cristòfol Junyent había dejado en la puerta de la iglesia (ver puerta de la iglesia de Sta. Maria de Camps en la foto superior), antes de entrar a misa, su pedreñal, como el resto de payeses, pero a la salida vio que había desaparecido. En seguida se atribuyó el robo a un mozo que trabajaba en casa de Puigdellívol de Castelltallat. Le llamaban Gasconet y tenía fama de ladrón. Una semana después, Junyent supo que el alcalde de Castelltallat había perseguido a una cuadrilla de malhechores, entre los que se encontraba Gasconet. Pese a darse a la fuga, el alcalde lo capturó y le quitó el arma que llevaba bajo la capa.

Gasconet y otro se refugiaron en la capilla del mas Figuera de Castelltallat, donde no les podían detener, porque las sagreras disfrutaban de inmunidad. Al día siguiente, el dueño de la Figuera convenció a Gasconet para que le entregase el pedreñal de Junyent. El chico confesó que lo había escondido en un enebral cerca de la Cruz de Figuera, en el bosque de la casa de Guillem. Figuera y Junyent fueron allí y, efectivamente, encontraron el arma robada.

Gasconet fue capturado y encerrado en la prisión del Castillo de Cardona. En el juicio, Jaume Martí, de Claret de Cavallers, dijo que él y su hermano se habían encontrado unos días antes con Gasconet, que los había animado a robar un pedreñal de la puerta de la iglesia de Camps. El reo confesó que su nombre era Joan Pere Llosera, menor de edad, y negó todas las acusaciones. Algunos testimonios testificaron a su favor, alegando que era un buen cristiano y que no faltaba nunca a misa. Desafortunadamente, sin embargo,  la sentencia no se ha conservado y no sabemos si Gasconet fue declarado inocente o culpable.